05 de agosto 2011, viernes.

Volví a casa caminando. Es la segunda vez que me pasa. Voy caminando, y empiezo a sentir la certeza de estar muerta. Una sensación rara. Siento que la que va caminando soy yo –y, efectivamente, soy yo- pero a la vez, yo estoy muerta. Como si estuviera mirando desde otro lugar. Capaz que fue por lo de los besos.  Maldición. Tengo que inventar otra forma para que no me roben la energía. Pero ahora, no pienso contarle a nadie.
De noche recuperé la energía y fuimos al cumple de Caíto, en el Nautilus.